El apego en la pareja
EL APEGO EN LA PAREJA: Breve inspiración.
Últimamente, me encuentro en un viaje personal hacia lo transpersonal. Con esta reflexión intento dar forma verbal a lo que vislumbro desde mi nueva visión, una mayor conciencia de lo que hace que el ser humano sea feliz en pareja, rompiendo los convencionalismos de unas sociedades que imponen la manera de tener que ser.
Me planteo cómo se puede vivir sin pareja antes de vivir en pareja, no lo hago por protocolo sino por escoger algún orden. Es cierto que, desde pequeños soñamos con encontrar el amor verdadero, que sea alguien muy especial para establecer un hogar y tener a la prole. Para eso, se crean instituciones como el matrimonio y otros ritos de paso para diferenciar el antes del después, la relación y el compromiso. Lo cierto, es que esos sistemas no garantizan la estabilidad ni la continuación de lo que en principio anhelábamos, el amor verdadero.
¿Qué puede causar que el amor pueda difuminarse? En primer lugar, esperar demasiado, idealizar, crear un ídolo imposible de igualar con nosotros. Una estatua falsa e hierática, nadie puede ser ese ser de piedra imaginario, inventado por nuestro deseo. En segundo término, enfadarnos con la pareja por ser cómo es y por no ser como hemos decidido que tiene que ser. Tercero, apegarnos a una vida monótona y sin sentido cuando cumplimos los papeles sociales de pareja, olvidándonos de la tarea realmente más importante que es que la relación necesita nutrirse cada día de grandes valores como la libertad, la comunicación, la tolerancia, la aceptación, la comprensión y dejar atrás el sentimiento de posesión del otro u otra. Y en cuarto y último lugar, la creencia que el otro o la otra nos tiene que satisfacer y hacernos felices.
Pero, ¿qué ocurre cuando todavía no tenemos pareja?, he ahí el sumun de la fantasía, solo queremos encontrar a alguien con quien vamos a estar mejor que nunca, otra falsa creencia. La verdad está dentro de cada cual. La sinceridad es un bien inexplorado para nosotros mismos, por eso, ¿qué va a hacer diferente la siguiente vez? ¿qué va a hacer posible que logremos mantener el interés real por alguien que se instala o nos invita a la compañía vital?, ¿qué va a mantenernos con las pupilas dilatadas todo el tiempo con la persona que elegimos como compañero o compañera? Las respuestas a estas preguntas y otras nuevas no tienen fin, aunque lo cierto es que quizás sea el exceso de apego lo que nos causa los problemas, lo que nos lleva a las interpretaciones y a la dependencia afectiva.
Una propuesta puede ser, el existir realmente para el otro, pero existir para uno mismo, tener en cuenta al otro y a la vez a sí mismo, al verdadero amor interno que emana hacia afuera y que quiere encontrarse con la energía más afectiva del partenaire.
Abandonar los ideales imposibles para encontrar una base sostenible de realidad de quién es quién me acompaña en la vida, puede ser un primer paso para poder invitar a una pareja a compartir espacios, y se muestre en su auténtico ser y no en el falso que tiene que regalarnos para agradarnos. El que dejemos de demostrar lo que no somos para poder expresar lo que somos es fundamental para alcanzar la confianza básica entre dos seres humanos que quieren amarse siendo.
Desapegarnos para poder ir acompañados es un reto maravilloso, no necesitar para sentir el permiso de la completa unión. Dejar de temer, para dar pasos a la locura de amar sin obligarse más que a mostrar el interior hermoso de cada persona. El cuerpo señala con energía vital, sus instintos naturales cuando podemos fluir sin crítica.
Dentro de tu búsqueda, permítete ser para ser amado y amar permitiendo al otro ser.
Ascensión Ramírez Cagigas, febrero de 2014.