El vínculo de inclusión desde la inspiración de la película “Woman on top”
CineForum, Camas (Sevilla), 2 de octubre de 2015
Siguiendo la perspectiva de Fina Sanz de los vínculos amorosos, la película nos invita a observar los modelos del amor más tradicionales, el deseo de la mujer de fusionarse, y para siempre, con cuyo objeto se vive el cuento de hadas hasta el matrimonio y luego, no se sabe más. Lo que se descubre es que el hombre tiende a la separación a alejarse del sentir de la fusión tan ansiada por la mujer y tan dependiente de ella.
La trama se desenvuelve entre la fantasía del amor romántico y la magia para poder controlar el sentimiento y el dolor de la pérdida del amor romántico. Se recurre a la intervención de fuerzas divinas para olvidar y dejar de estar en el vínculo dependiente, pero luego todo resulta falso.
La historia es típica y tradicional mostrando modelos amorosos de inclusión. La inclusión significa que uno de los miembros de la pareja poco a poco va perdiendo su estima, sus deseos, sus sueños a través del poder del otro y su manipulación. La persona se ve envuelta en el tira y afloja de sus emociones. No puede entregarse porque va a ser desaprobada. Es una forma desigual de estar en pareja. Uno de los miembros necesita ser más importante y disminuir al otro, fagocitarlo, que no viva sin el otro. Y la causa, simplemente la necesidad de ser poderoso y conducir siempre a su pareja, es quien lo sabe todo y el otro nada, quien tiene siempre razón y el otro se equivoca.
De esta relación solo puede esperarse el sufrimiento por la anulación de uno de los miembros de la pareja y por la sobreestimación del otro que en la mayoría de la ocasiones no tiene límite. Es el modelo del maltrato en pareja y de la pérdida de la identidad. El poder sustituye al enamoramiento, el amor está sin nacer y solo el miedo aparece como manera de encontrar la relación.
Lo más duro de aceptar, es reconocer que es nuestro modelo tradicional en occidente, cuando el hombre decide todo y la mujer tiene que obedecer. Comprender esta realidad, no está tan lejos de estos días, incluso diría que todavía está en la esencia de lo que “debería “ser una pareja. Que “la mujer se ponga arriba” es una transgresión tremenda de lo esperado y el hombre tiene derecho a vengarse, porque es un hombre y “necesita ponerse encima”.
Isabela, la protagonista, representa a una mujer con sus deseos de individuación hasta que se enamora y entonces espera que su amado le compense por la pérdida de su propio guión. Espera demasiado en la fusión y no soporta la separación que el hombre le hace con la ruptura de la fidelidad que es básica para la enamorada. Lo ocurrido rompe los sueños en pareja de la mujer y aparece lo que siempre ha querido ser, buscarse la vida por sí misma. Resulta que al hacerlo desde el apego y la dependencia afectiva, sin duelo suficiente, lo único que le viene es la búsqueda de la magia divina para resolver y olvidar. Ésto es muy frecuente en la demandas de personas que acuden a mi consulta de psicología, quieren acabar con el sufrimiento del mal amor, del amor no correspondido como desean, lo antes posible y si puede ser con hipnosis. Lo que quieren es un acto mágico y que ,de pronto, todo sea hermoso y que el amor, la fortuna , y la libertad sigan a la chica liberada de mal de amor, como en la escena en que Isabela sale de casa con su vestido rojo , todos los hombre se prendan de ella y van detrás admirándola hasta su clase de cocina y le va bien a partir de entonces, encuentra su independencia y su éxito y poder elegir. La fantasía aleja a la mujer de la realidad y hace que la frustración sea mayor cuando está programada para la dádiva continua si se enamora, eso nos dice Marcela Lagarde en su libro “Para mis socias de la Vida”.
Lo artificial, es que el sentimiento puede taparse, esconderse, hechizarse o mirar hacia otro lado aunque lo real, es que está ahí y se necesita un tránsito para salir y un duelo que atravesar hasta que se transforme. Es así, igual para hombres y para mujeres.
En esta película, en el anverso, vemos un tipo de funcionamiento de inclusión porque el hombre necesita a la mujer para construir su vida y la mujer necesita al hombre para que la atrape en esa fantasía de beso y el sexo. Toninho necesita que ella no tenga vida propia sino la que él le ofrece y al final lo consigue. Isabela abandona su sueño de independencia y cae de nuevo en ese sueño de fusión creyendo que él está realmente arrepentido. Lo cierto es que Torinho solo ha estado conquistándola nuevamente para ofrecerle no el cuento de hadas sino la posterior separación cuando Isabela descubra que de nuevo está entre fogones y él se vuelva a cansar de que ella esté disfrutando del sexo arriba de él. El personaje masculino inventa un sueño y logra que Isabela se incluya en él. ¿Cuántas mujeres dejan su profesión, su formación, para seguir a su compañero? Y cuándo es la mujer la que no deja su camino, ¿cuántos hombres la siguen? Hoy hay atisbos de cambio, por la crisis económica que ha hecho que los papeles de proveedores al hogar se cambien y muchas mujeres son las que traen el dinero a la casa, hay hombres que asumen bien su nuevo papel de estar presentes en su familia y participando activamente en la educación y cuidado de los hijos. Hay por tanto, mucha esperanza en que la igualdad en la pareja sea más factible. Para algo sirven siempre las grandes crisis, para cambiar mentes y posturas y para obligarnos a replantearnos la afectividad hombre y mujer desde la interdependencia y no desde la separación y/o la fusión.
Marcela Lagarde, define el modelo del amor tradicional occidental como heredero del amor victoriano. El modelo de pareja es el heterosexual, el hombre necesita seguridad y la mujer buscada es la madresposa y para el juego, el erotismo y el sexo es la amante en una sociedad patriarcal. Los modelos van cambiando y la mujer quiere salir de los mandatos y ser todas en una, la mujer, la amante, la madre, la trabajadora, la atractiva, y al final la exigencia se traduce en un conflicto personal profundo que no puede frenar el movimiento de separación masculina, que es lo tradicional en el hombre y depende de su evolución como género. La mujer necesita aclararse y avanzar sabiendo que no puede estar en lo tradicional y lo moderno a la vez, que es una discrepancia y que no puede controlar nada, solo atreverse a descubrir qué pasa si se decide a seguir su propio guión dejando atrás los mandatos de ancestros patriarcales y volviéndose “egoísta”, “mala”, o “libertina”, tanto hasta que logre encontrarse y centrarse en esa mujer completa sin exigirse más y aceptar dejar de pretender ser una superhéroe como Catwoman.
Como reverso, en la película puede observarse que a partir de que los protagonistas salen de sus caretas caracterológicas para ver su amor y luchar por él, lo hacen cocinando juntos y creando lo que será su nueva vida, por igual de implicados, por igual de disponibles, pudiendo ser responsables de sí mismos y poder cuidar del otro. Es la representación del modelo amoroso de equilibrio, llamado de interdependencia, en el que hay parte de la vida compartida y la otra permite el crecimiento individual. La pareja sabrá, de este modo, encontrar momentos más comunes y otros menos, aunque igualmente importantes.
El aroma del plato cocinado por los dos es el paso al amor, la nueva construcción entre dos personas que no tienen receta ni modelo. Es un riesgo que quizás merezca la alegría de descubrirse.
Bibliografía:
Sanz, Fina. Los Vínculos Amorosos. Editorial Kairós, Barcelona 1995.
Lagarde de los Ríos, Marcela. Para mis socias de la vida. Cuadernos Inacabados, 48. Madrid. 2005