Dejar de fumar con hipnosis en Sevilla
- Etapas del tabaquismo.
- Mitología del fumador
- Adiós, cigarro, adiós
- Consejos cuando te decides
- Descubriendo el placer de cortar amarras
Cuando alguien fuma va pasando de manera constante por varias etapas. Todas ellas se repiten de manera circular durante la convivencia diaria con el cigarrillo. Continuamente, aparece ante cualquier estímulo, como por ejemplo que a un amigo le han descubierto cáncer de pulmón, un estado de malestar con uno mismo, donde el fumador se hace consciente de su comportamiento y comprende que si su cuerpo pudiese elegir, nunca se alimentaría de humo tóxico. Este estado que aparece con frecuencia tiene que ver con una disonancia cognitiva que suele ser muy difícil de soportar y por tanto, la persona fumadora vuelve a su equilibrio contándose montones de cuentos para tranquilizar y justificar su autoagresión continuada.
El fumador se comporta de un modo evitativo a su realidad, desarrolla un amigo imaginario con poder de ayudarle a soportar lo que cree que no puede solo. Se esconde en el humo para poder relajarse, pensar, crear, relacionarse… Posiblemente solo sea un mundo fantasmático, pero con una extraordinaria fuerza atrayente. La conducta de fumar se hace automática y asocia siempre la misma idea justificativa “no puedo ahora dejar de fumar”. “no quiero sufrir”.
Otro día, el fumador se levanta con una tos terrible, con la boca con un sabor seco y agrio, con un desagrado vital tremendo y sus manos se van solas a buscar el paquete para escapar de todo eso y vuelve a decir “menos mal que tengo mis cigarrillos”.
Poco a poco la dependencia del amigo cigarro es mayor que del verdadero pitillo. “Voy a usar a mi amigo pues me calma”, “me alivia” si pero temporalmente.
Un día cualquiera, sin motivo aparente, la fuerza de voluntad se despierta y dice “ya no fumo más”. Ciertamente hay personas tan voluntariosas y disciplinadas que lo llevan hasta el final, no sin grandes esfuerzos. Lo cierto, es que para la mayoría de las personas que fuman es imposible ser persistentes en la voluntad, “siempre hay un acontecimiento condicionado al tabaco que me trae memorias agradables, de volver a ser lo que fui cuando empecé a explorar con el tabaco”. Para muchos exploradores su viaje solo se ha reducido a fumar, pues no han podido bajarse a su cuerpo a descubrir los placeres que esconde o no pueden sentir el placer sin el cigarrillo humeante a continuación.
El fumador está lleno de creencias anticipatorias y, sobre todo, si por un momento se ve en estado disonante e incómodo y se le ocurre la idea de “¿Y si dejo el cigarrillo?”, puede que entre en un estado mayor de ansiedad y se fume otro cigarrillo, y piense “no quiero sufrir”, “Nunca podré dejar de fumar.” “Quiero pero no puedo”.
El temor a sufrir malestar es lo que principalmente favorece el seguir fumando, es decir, ya no se fuma por placer sino por miedo a padecer diversos síntomas que se engrandecen pensándolos.
“No quiero engordar”, es otra de las ideas que vienen de lo que será una vida sin tabaco, ciertamente es posible coger simplemente más volumen, que nada tiene que ver con engordar, sino con oxigenarse adecuadamente. El fumador se seca con cada calada, el nivel de gases venenosos gana al aire respirable y por tanto su cuerpo está poco nutrido y sus células carentes de oxígeno. El fumador siempre está falto de aire y sus células se mueren, tanto las del cerebro como las de los músculos y en general. las de todo el organismo.
Afortunadamente, cuando la persona se despide del cigarrillo y se oxigena va recuperando su vitalidad, desaparece el cansancio, su capacidad respiratoria mejora, aumenta su resistencia física y también su salud.
“No puedo relacionarme”, temor a no poder estar con sus amistades fumadoras por miedo a caer, o por no poder “disfrutar” como ellos lo hacen. Quizás todo ello se fundamente en la infancia cuando se trata de un temor a estar solo o en la adolescencia cuando buscamos ser iguales a los demás y pertenecer al grupo.
“Voy a echar un cigarrito”, qué se puede hacer en la vida sin ese momento de parada y de reflexión o lo que es lo mismo de estar pensando y fumando de manera automática. No hay espacio para sentir lo que ocurre en el cuerpo, solo el pensamiento divagando en medio de las ondas humeantes. El fumador no está dispuesto a prescindir de ese momento tan fácilmente.
“Es el único placer que tengo”, la oralidad es primaria en el ser humano y por supuesto que es un placer, aunque se evoluciona a más placeres a medida que uno crece. Este mito se fundamenta en el deseo de regresar a la seguridad y felicidad del recién nacido, cuando descubre que no solo se alimenta sino que siente a través de su boca y descubre la alegría del goce y del juego primario. Es algo primitivo , básico e innegable, pero también algo que atasca en la posibilidad de aumentar las fuentes de satisfacción y sobre todo aquellas a las que se renuncia como son el olfato, el gusto, todo queda minimizado por un rato de succión.
“Me gusta fumar”, ante esta afirmación, nadie puede argumentar, ni siquiera uno mismo. Lo cierto, es que no sé si habla la persona o lo hace el cigarrillo, o son las tabacaleras con su publicidad, o son los productos tóxicos que añaden para seguir absorbiendo a los consumidores, en una gran hipnosis,” me siento bien fumando, me gusta sentirme con ese olor, sabor, sensación, con lo que me produce” y con sus consecuencias.
“Tengo derecho a hacer lo que quiero, y fumaré todo lo que me apetezca”, por supuesto, claro que es algo por lo que puede uno reafirmarse y luchar, sobre todo mostrando intensamente la batalla interna con uno mismo y lo que pide la nicotina. Es una forma de asentarse y defenderse de las imposiciones, es una forma de rebelión, quizás una prolongación de las necesidades adolescentes, de ser alguien en el mundo. Por supuesto, visto así, la libertad de consumir o no es fundamental.
“Ni quiero ni puedo”, es el más fuerte y débil a la vez de los mitos. El opuesto, que es donde se va el disonante consumidor, es “quiero y puedo”. En el péndulo de “si pero no”, en la línea contraria. Realmente puedo decir que es tan fácil dejar de fumar como pendular eternamente de un extremo al otro.
Uno de los aspectos más importantes que considero a la hora de abandonar el consumo de cigarrillos es el duelo de la vida de fumador con todo lo que conlleva. Por tanto, será crucial abordar una despedida en toda regla de un estilo de vida antiguo para poder entrar sin cargas en un mundo nuevo. El tratamiento con hipnosis nos favorece un histórico de memorias asociadas al tabaquismo y de motivos que dejaremos atrás de una manera completa, haciendo una transformación profunda.
- Ocupa el tiempo haciendo actividades agradables, sobre todo aquél que llenabas con el cigarro de turno.
- Camina todos los días un mínimo de 1/2 hora con la atención puesta en la facilidad de la respiración y en el aumento de vitalidad.
- Bebe un mínimo de 2 litros de líquido al día: infusiones como tila, manzanilla, caldos, lácteos, zumos, agua. Deja el café y el té, será más fácil. Cuidado con el consumo de alcohol, te bajará la guardia.
- Aprovecha para cuidarte más: respiraciones, relax, aplícate cremas, baños y duchas más cuidadosos, usa productos aromáticos...
- Háblate con cariño, respeto, comprendiéndote y a la vez diciendo cuánto merece la pena sentirte libre y disfrutar de más olores, sabores y de la piel más brillante y rejuvenecida, alimentada.
- Cada vez que pienses en un cigarrillo, cambia tu atención rápidamente y dices “ luego te pienso de nuevo”.
- Guarda el dinero semanal que dedicabas a comprar tabaco y al mes hazte un regalo.
Descubriendo el placer de cortar amarras
A medida, que se va quedando atrás la vida de fumador y se cambian los anclajes automáticos, una existencia enriquecida se va presentando, aparecen estímulos agradables que antes quedaban en el olvido, cuando el tabaco inundaba la cotidianidad.
El aire que se respira es el que ha sido diseñado para ser respirado, en vez del aire viciado con humo y toxinas.
Es posible, relacionarse con los demás manteniéndose en uno mismo, en lo que uno desea hacer con su libre albedrío, la decisión afirma más la salud y a su vez la salud afirma cada vez más la decisión.
El salir del tabaco es algo fácil, siempre que uno tenga claro que quiere cortar las amarras de lo que le han contado para protagonizar su nueva historia.
ADVERTENCIA
"Si usted no desea realmente abandonar el cigarrillo, y pretende que le realicen un acto mágico para que usted no fume, le pido que se replantee el tema antes de empezar a tratarse con los procedimientos psicológicos e hipnóticos. Las fórmulas milagrosas solo existen si uno las cree y la crea de verdad y para eso hay que trabajarse la verdadera convicción y desarrollar el compromiso de cuidarse, en vez de que todo caiga del cielo. Si usted se sincera y todavía no es su momento, le puedo ayudar con una psicoterapia previa que realmente le ayude a modificar sus creencias reales y le predisponga para liberarse desde dentro del tabaquismo".
ASCENSIÓN RAMÍREZ CAGIGAS, JUNIO 2012. REVISADO JULIO 2021.