Psicoterapia Creativa -PSC-
Autor: Naranjo Alcega, Juan C. Dr. en Psicología Social.
Durante más de treinta y cinco años me he dedicado a la hipnosis clínica o terapéutica y a la psicoterapia creativa(1). Y cada día me sorprendo más de los efectos benéficos y ecológicos que produce en el paciente.
A partir de finales del siglo pasado durante de la década de los noventa, podemos decir que se está abriendo una luz en el túnel del funcionamiento cerebral y dando respuestas a ciertos conocimientos empíricos de los estados alterados de consciencia, encontrados en los papiros de Ebers en Egipto hace tres mil años. Donde los jeroglíficos mencionaban que los sacerdotes hacían una práctica iniciática que hoy conocemos como hipnosis.
Gracias a los escáneres de positrones (PET) sabemos hoy, que zonas cerebrales se activan en el proceso hipnótico, son las mismas zonas que se activan en el cerebro, cuando aprendemos algo de forma automática o una emoción supera la zona de censura de forma subliminal, o un nuevo aprendizaje es almacenado por repetición.
Este descubrimiento ha permitido dar un margen de credibilidad muy importante al proceso hipnótico. Y por ende a interesado a más neuro-psicólogos en investigar el tema. Lamentablemente hay poca inversión para estas investigaciones en las universidades, por considerarse aún un arte y no una ciencia.
James Braid define el hipnotismo en su libro de 1855, La Fisiología de la Fascinación, de esta forma:
Con la intención de simplificar el estudio de las acciones y reacciones recíprocas de la mente y la materia entre sí… la condición (hipnótica) surge de las influencias que existen dentro del propio cuerpo del paciente, la influencia de la atención concentrada, o las nuevas ideas dominantes, en la modificación de la acción física, y estos cambios dinámicos re-actuando sobre la mente del sujeto. Adopté el término “hipnotismo” o sueño nervioso para este proceso… Y finalmente, como un término genérico, comprendiendo la totalidad de estos fenómenos que resultan de las acciones recíprocas de la mente y la materia entre sí, creo que no hay término más apropiado que “psicofisiología” (Braid, 1855).